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Foto del escritorAyi Turzi

35 mdqfest: Las siamesas



Clota y Stella son madre e hija, y con contemplarlas pocos minutos queda de manifiesto lo complejo y desgastante de su relación. Stella debe viajar a la costa a ver unos departamentos heredados de padre, separado de Clota hace muchísimos años, y su madre toma control absoluto del viaje. Pero no como líder positiva, sino que se vale de comentarios hirientes, un gran poder invasivo y una fuerte victimización, ya sea recordando el pasado a su conveniencia o desplegando una cantidad abrumadora de temores. Stella, entonces, está en tensión constante: se siente agobiada, herida y disminuida, pero no puede dejar de cuidar y seguirle la corriente a su madre, sintiendo algo de culpa ante los achaques y, por qué no, viéndose proyectada a ella misma en Clota, porque, a fin de cuentas, las dos están igual de solas.

La película parte de una premisa muy pequeña y sencilla, y no necesita de un gran despliegue de producción para lograr contar una historia que te termina desgastando y agobiando. Las acciones se desarrollan en contadas locaciones, centrándose la mayoría en el micro, y con apenas algunos personajes secundarios además de las dos mujeres. El micro aparece como un espacio que debería unirlas, como un elemento que las lleve a la par a través de un trayecto determinado, pero se termina volviendo un lugar opresivo, generador de cercanías incómodas. Stella no tiene a dónde ir ante las quejas de su madre y debe soportarlas literalmente sentada al lado, ante la vergüenza que e generan los gritos de Clota demandando su atención si apenas se aleja unos asientos.

La tensión, el tironeo, la sensación de que todo va a explotar está muy bien lograda y va creciendo gradualmente, sin desinflarse nunca. Es una construcción que Paula Hernández ya había demostrado dominar con sobrado talento en Los sonámbulos, recientemente seleccionada como representante Argentina para los premios Óscar. Aquí hace una versión minimalista, como apostando a lo mismo pero focalizando solo en dos personajes. Se nota que las mujeres tienen un vínculo complejo, simbiótico, y por momentos poco sano, lo cual ya está planteado a nivel guión pero alcanza la cumbre en las interpretaciones de Rita Cortese y Valeria Lois.

Otra excelente propuesta argentina que demuestra que nuestro cine goza de muy buena salud y que se pueden contar historias muy ancladas en nuestra idiosincrasia sin caer en un costumbrismo simplista.

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